sábado, 9 de enero de 2010

PRIMA LEJANA. Bertha C Ramos.

Cuando Prima Lejana se va mudar de casa, recoge tres meses antes de marcharse. Tres meses. Ni un día antes, ni uno después. Prima Lejana embala con tal gracia, que cuando el menaje está listo la casa parece en Navidad. Empaca hasta los deseos, y como dice que ellos son evanescentes, los guarda esmeradamente en papel celofán amarrados con una cinta tricolor. Luego los etiqueta. Por ejemplo, “Deseo prosperidad en mi nueva casa”. A veces pone cosas raras como: “Deseo que a la hija de puta de al lado se le mueran las astromelias”, o, “Deseo que caiga un asteroide porque mi patria es una mierda”.
Cuando terminó su más reciente mudanza, Prima Lejana duró un mes sentada frente a una caja que había sellado por todos lados. Una caja grande y hermética. La miraba y ocasionalmente se rascaba las cejas. Ella no pudo verme, pero fui testigo del momento en que la abrió. Prima Lejana hablaba sola y en voz baja: “más de tres meses sin verte” dijo, y sacó pausadamente relleno de papel, trozos de plástico, viruta y retazos de tela. En el centro venía un portarretratos con una foto suya, y Prima Lejana suspiró como suspira uno cuando siente que le vuelve el alma al cuerpo.
CuentosdeBCRamos 
Picasso, Mujer sentada acodada.

1 comentario:

  1. es muy comovedor y hermos compacian al hombre y a la mujer mucha dicnida

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