jueves, 14 de enero de 2010

De Franz Kafka. Volviendo a casa.

Después de la tormenta, el aire adopta una tremenda fuerza de convicción.
Entonces es cuando mis méritos aparecen y se enseñorean de mí, sin que yo les oponga resistencia. Yo sólo voy por la calle, al ritmo de esta estrecha calle, del propio barrio. Soy absolutamente consciente de todo golpe que se da contra las puertas o sobre las mesas, de toda copa que se alza para brindar, de quienes se aman en sus lechos, en sus casas o en los burdeles.
Comparando mi porvenir con mi pasado, a ambos los encuentro brillantes: a ninguno de los dos puedo hallar mejor que el otro, y no tengo más remedio que condenar la injusticia del destino que me ha favorecido tanto.
Pero al entrar en mi cuarto me encuentro algo cavilante, aunque no descubrí nada que me llamara la atención. Y no es ningún consuelo abrir de par en par la ventana y escuchar la música que sigue sonando en un jardín.
Franz Kafka, De Parábolas y paradojas.

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