Un hombre de mediana estatura, de
mediana inteligencia, de mediana potencia sexual, pasaba diariamente doce horas
sin oficio. Echado sobre una hamaca fumaba, se rascaba los testículos y buscaba
angustiosamente el sentido de la vida.
Por extraño que parezca, para el día de su cumpleaños se solía transformar en un hombre de máxima estatura, de máxima inteligencia, de máxima potencia sexual, que pasaba diariamente doce horas trabajando. Sentado en una oficina transpiraba, planeaba grandes proyectos y encontraba felizmente el sentido de la muerte. Y así sucesivamente…
Por extraño que parezca, para el día de su cumpleaños se solía transformar en un hombre de máxima estatura, de máxima inteligencia, de máxima potencia sexual, que pasaba diariamente doce horas trabajando. Sentado en una oficina transpiraba, planeaba grandes proyectos y encontraba felizmente el sentido de la muerte. Y así sucesivamente…
CuentosdeBCRamos. De Ligeras historias.
Francis Bacon, Retrato de Michel Leiris.
Real como la vida misma, Bertha, :-)
ResponderEliminarBacon no hubiera hecho un retrato más exacto.
No es dificil reconocer esas etapas en la cinta de Moebius de la vida de muchos hombres (y, con pequeñas variaciones, de algunas mujeres). Incluso hay quien no sale de alguna de esas etapas, o, permanece en ella desde pequeñito y para siempre.
Un abrazo.
seré hombre?
ResponderEliminarCreo que nos reinventamos pero no salimos. Hombres y mujeres.
ResponderEliminarSaludo a ambos.