martes, 22 de junio de 2010

TIRO DE GRACIA. Bertha C Ramos.

En una noche de centellas y aguas densas, en un sendero selvático en el que habían estado combatiendo guerrilleros y militares, como larvas que quisieran agarrarse de las piedras aceitosas se arrastraban ocho dedos de mujer. Al pie de un enorme caucho se unieron con unas manos que solo tenían pulgares, y unos metros adelante con unos brazos inertes sumergidos en el lodo. Diez minutos estuvieron acoplándose para luego deslizarse a una quebrada donde palpitaba un torso que tiritaba de frio en el lecho pantanoso.  La luna estaba asomándose cuando un cuerpo surcó el manto de la noche, y a tientas, con el último pavor aún incrustado y con la trenza desarmada, halló tibia todavía a la cabeza. Se ligaron, se empalmaron, se anudaron, y la boca femenina escupió una grosería que se oyó en toda la selva. Entonces lo vio salir de la espesura: el hombrecillo de mierda que la había descuartizado le apuntó a la frente y le dio el tiro de gracia.
cuentosdeBCRamos.

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