martes, 3 de agosto de 2010

De Bertha C Ramos. LA MUECA

LA MUECA

Mi sonrisa y yo tuvimos siempre una compleja relación de madre e hija. Ella era hábil, cautelosa, excluyente, cerebral, pero totalmente sumisa. Su esporádica presencia obedecía únicamente a mis mayores y contadas alegrías, y su permanente ausencia refrendaba la infinita dimensión de mis dolores. Hasta que se rebeló. Sucedió sin darme cuenta, como sobreviene el miedo. Un día cualquiera, en la plenitud de mi adultez, sentí que afloró en mi rostro sin mi anuencia. Convencida, convincente, saltó impúdica a mi boca frente a un hombre que vendía pescado fresco y lo sedujo ataviada con el velo de un leve estremecimiento, una mueca encubridora que selló su redención. Desde entonces, cada vez que le provoca ese rictus se estaciona en la fachada de mi cara con aquella autoridad que derrocha en la terraza un mecedor cuando aprieta el calor de mediodía. No dejo de maldecirla, de sentirla repulsiva, insidiosa, de llamarla prostituta, sinvergüenza, pero mientras ella es más desobediente, más sonrío.
cuentosdeBCRamos. De Relatos de terceros en primera.
Dibujo de Federico García Lorca. Rostro en forma de corazón.

4 comentarios:

  1. Bienvenida tu nueva serie de cuentos breves y que bueno que los abra una sonrisa....

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  2. Esperemos a ver que me permite el fantasma. Gracias. ¿Margaritas pronto?

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  3. ES una sonrisa pescadora, je je.

    Felicidades, Bertica. Los cuentos breves son para genios pues en pocas palabras debes aplastar al lector, y tu lo haces bien

    Saludos

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