domingo, 31 de octubre de 2010

De Meira del mar. De Paso.


No es el tiempo
el que pasa.
Eres tú 
que te alejas
apresuradamente 
hacia la sombra, 
y vas dejando caer, 
como el que se despoja 
de sus bienes, 
todo aquello que amaste, 
las horas
que te hicieron la dicha, 
amigos 
en quienes hubo un día 
refugio tu tristeza, 
sueños 
inacabados. 
Al final, casi 
vacías las manos, 
te preguntas 
en qué momento 
se te fue la vida, 
se te sigue yendo, 
como un hilo de agua 
entre los dedos.

Haiku. De Bashô.

La rama seca
con un cuervo posado.
Tarde de otoño.

sábado, 30 de octubre de 2010

De Ryokan.

El viento se ha aquietado,
los capullos se han caído.
Cantan los pájaros,
se oscurecen las montañas.
Ésta es la maravillosa fuerza
del budismo.
Ryokan. De Gotas de rocío sobre una hoja de loto.

viernes, 29 de octubre de 2010

De László Kálnoky. Memoria de mi carrera.



No imaginé que todos mis caminos
estuvieran trazados y medidos,
y que un querer ajeno resolviera
todo el temblor de líneas de mi rostro,
que tenga que saltar a cada latigazo
al ver los aros incendiados,
y sin pausa girar sobre la arena,
yo, un animal indomeñable.


De El Reverso de la Luz.
Egon Schiele,Self-portrait with arm twisted above head (1910), 

De Octavio Paz. Silencio

Así como del fondo de la música
brota una nota
que mientras vibra crece y se adelgaza
hasta que en otra música enmudece,
brota del fondo del silencio
otro silencio, aguda torre, espada,
y sube y crece y nos suspende
y mientras sube caen
recuerdos, esperanzas,
las pequeñas mentiras y las grandes,
y queremos gritar y en la garganta
se desvanece el grito:
desembocamos al silencio
en donde los silencios enmudecen.

jueves, 28 de octubre de 2010

Haiku. De Issa.









En las tinieblas
lo que ronda mis ojos
es su sonrisa.
                     Issa.






Fotografía: "Camila" Mauricio Ramírez

martes, 26 de octubre de 2010

De Julio Cortázar. Conservación de los recuerdos.

Los famas para conservar sus recuerdos proceden a embalsamarlos en la siguiente forma: Luego de fijado el recuerdo con pelos y señales, lo envuelven de pies a cabeza en una sábana negra y lo colocan parado contra la pared de la sala, con un cartelito que dice: “Excursión a Quilmes” o “Frank Sinatra”.

Los cronopios, en cambio, esos seres desordenados y tibios, dejan los recuerdos sueltos por la casa, entre alegres gritos, y ellos andan por el medio y cuando pasa corriendo uno, lo acarician con suavidad y le dicen: «No vayas a lastimarte», y también: «Cuidado con los escalones.» Es por eso que las casas de los famas son ordenadas y silenciosas, mientras en las de los cronopios hay una gran bulla y puertas que golpean. Los vecinos se quejan siempre de los cronopios, y los famas mueven la cabeza comprensivamente y van a ver si las etiquetas están todas en su sitio.

Cortázar, De Historias de Cronopios y de Famas.
James Ensor, Intriga.

lunes, 25 de octubre de 2010

De Yannis Ritsos.

Llamamos al fotógrafo ambulante que pasaba esta mañana por el campo.
Nos sentamos bajo los  almendros, pusimos en medio a la abuela y al abuelo y apretamos los labios para no reír al mirar la ventanita redonda que se parece al ojo de una vaca soñolienta.
En la fotografía no aparecieron nada más que flores, mariposas y sol.
Rió la abuela y el abuelo también, cuando vieron que no somos más que flores, mariposas y sol.
Reímos nosotros y todo alrededor, y todo dentro de nosotros reía -todo: las flores, las mariposas y el sol.
Yannis Ritsos, Monemvasiá, pueblo del Peloponeso, 1909.
De Sueño de un mediodía de verano.
Obra de Alexej von Jawlensky.

El negador de milagros.

Chu Fu Tze, negador de milagros, había muerto; lo velaba su yerno. Al amanecer, el ataúd se elevó y quedó suspendido en el aire, a dos cuartas del suelo. El piadoso yerno se horrorizó. "Oh venerado suegro" suplicó "no destruyas mi fe de que son imposibles los milagros". El ataúd, entonces, descendió lentamente, y el yerno recuperó la fe.
Citado por Giles en Confucianism and its Rivals, Lecture VIII, 1915.
Antología de la Literatura Fantástica. Borges, Ocampo, Bioy.

DE LO QUE HABLA

Estratos de visión.
En una de esas capas
el tiempo se convierte en círculos,
en lunares concéntricos,
en turgentes islotes.

También el tiempo es visible.
¿Hay algo invisible que no sea visible?

Roberto Juarróz.
Fotografía: Bertha C Ramos.Castillo de Salgar, caribe colombiano

sábado, 23 de octubre de 2010

De Roberto Juarróz. Así como no podemos...

Así como no podemos
sostener mucho tiempo una mirada,
tampoco podemos sostener mucho tiempo la alegría,
la espiral del amor,
la gratuidad del pensamiento,
la tierra en suspensión del cántico.

No podemos ni siquiera sostener mucho tiempo
las proporciones del silencio
cuando algo lo visita.
Y menos todavía
cuando nada lo visita.

El hombre no puede sostener mucho tiempo al hombre,
ni tampoco a lo que no es el hombre.

Y sin embargo puede
soportar el peso inexorable
de lo que no existe.

miércoles, 20 de octubre de 2010

De Raúl Gómez Jattin. Ella se lamenta.

Ella se lamenta
Me hubiera gustado ser varón
para poseerte
Para darnos trompadas en señal de ternura
y de fidelidad
Para ponerme las botas de capataz
y cabalgarte desnudo
Para amenazarte con un revólver
Pero yo
Una mujer
Una simple mujer
¿Qué puede hacer de memorable
en la prosecución de un amor?

Fernando Botero, Leda y el cisne. Museo Botero, Bogotá.

De Roberto Juarroz. X.27

X.27
Hay días para enmudecer,
para andar entre los otros y las cosas
con la boca vendada por el aire,
para ser de pronto tácito,
como un acontecer que súbitamente
se esfumara en la mitad de un gesto,
como alguien que descubriese un mundo sin voz
y se envolviera con él
como con una capa.

Días para mirarte e irse.
O quizá para no mirarte
o para mirarte como si no te mirase,
pero sin abdicar de los ojos.

Días sólo para callar,
pero sin eludir el trasbordo de ser
que siempre nos urge en todo.

De José Emilio Pacheco. La falsa vida.

La falsa vida
Alguien te sigue a veces en silencio.
Las cosas nunca dichas
Se transforman en actos.
Atraviesas la noche en las manos del sueño,
Pero el otro, implacable,
No te abandona: lucha
Contra la irrealidad, la falsa vida
Donde todo es ocaso.
Frágil perseguidor que eres tú mismo,
Lo has obligado a ser, en guardia siempre,
El minucioso espejo que no olvida. 

lunes, 18 de octubre de 2010

De Rómulo Bustos Aguirre. Cotidiano.

 Cotidiano
Como sucede con los cuadros que cuelgan
en las paredes
cada mañana sorprendes
una leve inclinación de tu adentro
Cada mañana crees corregir este desnivel
Pero entre la primera posición y la segunda
queda siempre un residuo
una brizna de polvo que se acumula

Sobre esta oscura aritmética se edifica tu alma

De Gurú Nanak.

En su reino existen infinidad de Shivas, Brahmas y Vishnús,
con los cuales fue formada la creación;
existen múltiples disfraces de formas y colores,
muchas lunas y soles, ciudades y regiones;
muchos yoguis, Budas, sabios y videntes,
muchos demonios, dioses y falsos profetas;
muchos señores y reyes,
muchos Vedas y adoradores.

¡Oh Nanak!
Su número no tiene fin.

domingo, 17 de octubre de 2010

DE LO QUE HABLA

De no estar tú,
demasiado enorme
sería el bosque.
Issa
Fotográfía: Invierno acercándose a Barranquilla

De Tomás Segovia. Proclama.

Toda tu vigilancia, escuchador, sólo para saber intransigentemente dónde sonó de veras cada voz. Toda tu fuerza en la prosecución de los caminos, toda tu audacia en la minucia prodigiosa. De esa apretada humildad el cañamazo es todo de sorpresas. Dejar que al ojo todo le sea dictado desde enfrente para quedar, admirador, duraderamente deslumbrado por la voz con que te has nombrado en tu mirada.
De Orden del día.
Tomás Segovia. Valencia, España, 1927.

De Rómulo Bustos Aguirre. Crónica del árbol de agua.

Un día
Dios sembró un árbol de agua para que lloviera
Tomó lágrimas suyas y las sembró
Y vio Dios que era buena la tierra del cielo para sembrar la lluvia
Y hubo así estaciones
Y cada cierto tiempo
el viento que agitan las las alas de mil ángeles
estremece el árbol y sus hojas se esparcen sobre la tierra
Entonces comienza el invierno
Y nosotros ponemos ollas y cántaros para recoger la lluvia

viernes, 15 de octubre de 2010

De Derek Walcott. El amor después del amor.

El amor después del amor

El tiempo vendrá
cuando, con gran alegría,
tú saludarás al tú mismo que llega
a tu puerta, en tu espejo,
y cada uno sonreirá a la bienvenida del otro,
y dirá, siéntate aquí. Come.
Seguirás amando al extraño que fue tú mismo.
Ofrece vino. Ofrece pan. Devuelve tu amor
a ti mismo, al extraño que te amó
toda tu vida, a quien no has conocido
para conocer a otro corazón,
que te conoce de memoria.
Recoge las cartas del escritorio,
las fotografías, las desesperadas líneas,
despega tu imagen del espejo.
Siéntate. Celebra tu vida.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Haiku. De Shiki Masaoka.

Sin mi viaje
Y sin la primavera
Me habría perdido este amanecer.


De José Emilio Pacheco. Memoria.

Memoria
No tomes muy en serio
lo que te dice la memoria.
              
A lo mejor no hubo esa tarde.
Quizá todo fue autoengaño.
La gran pasión
sólo existió en tu deseo.
              
Quién te dice que no te está contando ficciones
para alargar la prórroga del fin
y sugerir que todo esto
tuvo al menos algún sentido.

lunes, 11 de octubre de 2010

De Roberto Juarroz. A veces me parece.

A veces me parece
que estamos en el centro
de la fiesta
sin embargo
en el centro de la fiesta
no hay nadie
En el centro de la fiesta
está el vacío
Pero en el centro del vacío
hay otra fiesta.

De János Pilinszky. Infinitivo.

Infinitivo
Aún es posible abrirlo.
Aún es posible cerrarlo.
Aún se puede colgarlo.
Y se puede cortarlo.
Se puede aún parirlo.
Y se puede enterrarlo.

viernes, 8 de octubre de 2010

De Olga Orozco. Esfinges suelen ser.

Siempre escribí porque me siento insuficiente, inacabada.
Porque siento que mi yo es limitado, que estoy aquí y ahora
y la poesía me abre otras fronteras, me saca de mi yo
y me hace completamente con todo lo otro.
Creo que he variado muy poco en mi visión del mundo.
Tal vez haya ahora una mayor riqueza de recursos
o un manejo más acabado del lenguaje, pero me parece que,
en definitiva, el sentido último de mi poesía es el mismo
y que hay una continuidad total en todo lo que hago.

De Marianne Moore. Puedo, podría, debo.

Si me dices por qué el pantano
parece infranqueable, entonces
te diré por qué pienso que
puedo atravesarlo si lo intento.
Marianne Moore. 1857-1972
Fotografía:Parque Nacional, Isla de Salamanca, Colombia.

miércoles, 6 de octubre de 2010

De José Emilio Pacheco. El Derroche.

Mientras espero a la que llega tarde,
ahora y siempre, observo
la multitud.
Y no me pongo sociológico,
apocalíptico ni estético.

Hoy me limito a ver los rostros de todos.
Pienso en el desmedido gasto superfluo,
las horas-hombre (o las horas-Dios, según la creencia)
desperdiciadas en dar a cada cual unos rasgos
que jamás se duplican.

Hay -dijo Bioy- un verdadero derroche de caras.

martes, 5 de octubre de 2010

De Octavio Paz. Espejo.

Hay una noche,
un tiempo hueco, sin testigos,
una noche de uñas y silencio,
páramo sin orillas,
isla de yelo entre los días;
una noche sin nadie
sino su soledad multiplicada.
Se regresa de unos labios
nocturnos, fluviales,
lentas orillas de coral y savia,
de un deseo, erguido
como la flor bajo la lluvia, insomne
collar de fuego al cuello de la noche,
o se regresa de uno mismo a uno mismo,
y entre espejos impávidos un rostro
me repite a mi rostro, un rostro
que enmascara a mi rostro.
Frente a los juegos fatuos del espejo
mi ser es pira y es ceniza,
respira y es ceniza,
y ardo y me quemo y resplandezco y miento
un yo que empuña, muerto,
una daga de humo que le finge
la evidencia de sangre de la herida,
y un yo, mi yo penúltimo,
que sólo pide olvido, sombra, nada,
final mentira que lo enciende y quema.
De una máscara a otra
hay siempre un yo penúltimo que pide.
Y me hundo en mí mismo y no me toco.

viernes, 1 de octubre de 2010

Adiós Jaime.


Cielo claro.
Por el camino por el que vine
vuelvo.
Gitoku

DE LO QUE HABLA

"Leer sólo libros infantiles,
Acariciar sólo pensamientos incautos,
Disipar todo lo que huela a solemne,
Sublevarse contra la honda tristeza."
Osip Mandelstam 

De Eduardo Galeano. Los sueños de Helena.

Aquella noche hacían cola los sueños, queriendo ser soñados, pero Helena no podía soñarlos a todos, no había manera. Uno de los sueños, desconocido, se recomendaba:
-Suéñeme, que le conviene. Suéñeme, que le va a gustar.
Hacían cola unos cuantos sueños nuevos, jamás soñados, pero Helena reconocía al sueño bobo, que siempre volvía, ese pesado, y a otros sueños cómicos o sombríos que eran viejos conocidos de sus noches de mucho volar.
De El libro de los abrazos.
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