domingo, 17 de octubre de 2010

De Rómulo Bustos Aguirre. Crónica del árbol de agua.

Un día
Dios sembró un árbol de agua para que lloviera
Tomó lágrimas suyas y las sembró
Y vio Dios que era buena la tierra del cielo para sembrar la lluvia
Y hubo así estaciones
Y cada cierto tiempo
el viento que agitan las las alas de mil ángeles
estremece el árbol y sus hojas se esparcen sobre la tierra
Entonces comienza el invierno
Y nosotros ponemos ollas y cántaros para recoger la lluvia

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