domingo, 7 de noviembre de 2010

De Ester de Izaguirre.

Cuando muera esta mano
que puede anotar fechas,
una libreta opaca
persistirá asombrada en mi escritorio.
Como un perro extraviado
sin el amo del tiempo,
como el inútil canto de victoria
desde un pueblo sitiado.


Fotografía: Juliana Palencia. República Checa.

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