lunes, 21 de febrero de 2011

De Bertha C. Ramos. Ni la más fervorosa luna.

Ni la más fervorosa luna
de febrero
ni el sol más moribundo
de noviembre
ni las órbitas que encierran
las ilícitas miradas
ni los recelosos huesos
que se asombran
con las rondas elípticas de Venus,
podrán ejercer influjo.
Jamás lo que ya es respuesta
retornará a ser pregunta
ni el nosotros será yo
ni el yo volverá al deseo
ni el deseo a ser la nada.

No volverá el grito a ser pujo
ni  la palabra a ser miedo.

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