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en mis manos permanece el fragante oleaje de las tardes
en mis manos permanece el fragante oleaje de las tardes
y un salitre mutilado de silencios
he soñado o he sentido ambarinas soledades de cerezos
en las trémulas caricias de los lagos
por mi rostro zigzaguean torbellinos azulados de nostalgias
y perecen hormigueos de deseos
ya no hay nada
hay colinas y mañanas y praderas
de vacío
hay visiones y recuerdos y palabras
que no entiendo
hay sirenas invernales
hay sirenas invernales
sin canciones.
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