lunes, 22 de octubre de 2012

SUEGRA Y NUERA. Por Bertha C Ramos.

En las postrimerías de un verano quisquilloso Suegra y Nuera que sostenían una antigua rencilla de pertenencias y dominios se idearon una especie de contienda que dimensionara el amor que sentían por un hombre sin tener que pronunciar una sola palabra. Sólo gestos. La victoria sería muda y contundente. Como estaban acostadas asoleándose en el litoral Caribe, Suegra levantó con fuerza la mirada y recorrió pausadamente la línea del horizonte. Nuera utilizó su delicado brazo para trazar una curva que abarcara todo el mar. Para señalar el cielo, Suegra contrajo los labios. Para designar el sol, Nuera se sirvió del índice. Suegra manoseó la arena triunfalmente. Nuera dibujó una estrella sobre un espejo de salitre. Suegra se tocó los pechos. Nuera sacudió las nalgas. Suegra acarició su vientre. Nuera se quitó la tanga. Entonces, la playa quedó en silencio. Bien entrada la noche se volvieron a escuchar algunas cosas: la agonía de las olas, la risa desenfrenada de ambas mujeres, y un lamento recurrente y varonil que fue diluyéndose en el fresco amanecer.

cuentosdeBCRamos. Del libro Palabras Pesadas
Tamayo. Dos Mujeres, 1979.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...