miércoles, 26 de diciembre de 2012

De MARIO BENEDETTI. Pasatiempo.

Cuando éramos niños 
los viejos tenían como treinta 
un charco era un océano 
la muerte lisa y llana 
no existía 

luego cuando muchachos 
los viejos eran gente de cuarenta 
un estanque era océano 
la muerte solamente 
una palabra 

ya cuando nos casamos 
los ancianos estaban en cincuenta 
un lago era un océano 
la muerte era la muerte 
de los otros 

ahora veteranos 
ya le dimos alcance a la verdad 
el océano es por fin el océano 
pero la muerte empieza a ser 
la nuestra.

viernes, 21 de diciembre de 2012

TEXTOS AFRICANOS

Es posible que hables sin oírte. Si deseas
oírte tendrás que rememorar tus palabras;
de lo contrario no conocerás nunca su fundamento.
Si alguien se levanta, que se siente.
Cuando vuelva a levantarse podrá verse levantándose,
en esto consiste “ver”. Y aquel que puede “ver”,
puede callar y escuchar sus palabras,
porque habla con palabras profundas.
Sory cámara, Paroles trés anciennes.

martes, 18 de diciembre de 2012

DE IDEA VILARIÑO.

Estos días
los otros
los de nubes tristísimas e inmóviles
olor a madreselvas
algún trueno a lo lejos.
Estos días
los otros
los de aire sonriente y lejanías
con un pájaro roto en un alambre.
Estos días
los otros
este amor desgarrado por el mundo
esta diaria constante despedida.

DE JUAN GELMAN. 31 de marzo.



Ha terminado el mes
y el hijo sin venir
y mi hermano sin volver.

Ha terminado el mes y no te amé las piernas
y no escribí ese poema del otoño en Ontario
y pienso pienso pienso
se fue otro mes
y no hicimos la revolución todavía.

lunes, 17 de diciembre de 2012

TEXTOS AFRICANOS



La vida y la muerte están en nosotros
y en nosotros permanecen.
Torso contra torso,
cuando se encuentran, luchan.
Como el agua contra la tierra
luchan y luchan, sin descanso.
Cada victoria ganada por la derecha
para la izquierda es un fracaso.
Todo provecho obtenido del este,
es una pérdida para el oeste.
Nuestra avidez de conocimiento
es un fuego siempre ardiente.
El viento de tu sabiduría
sopla y lo aviva aún más.
Amadou Hampâté Bâ. Kaïdara. Palabras de África.
Sheikh Amadou Bamba. Obra de Gora Mbengue, Senegal

DE LO QUE HABLA.

"Marionetas
Grandes, quietas
Con ellas no juega nadie..."
María Elena Walsh, en Las Estatuas.
Monumento en la plaza de Salta, Argentina.

domingo, 18 de noviembre de 2012

DE LO QUE HABLA


"UNA GRIETA PUEDE SER UNA METÁFORA DE LO INFINITO"
Glaciar Perito Moreno, El Calafate, Argentina.

domingo, 4 de noviembre de 2012

De Luis Cernuda. El viento y el alma.

Con tal vehemencia el viento 
viene del mar, que sus sones
elementales contagian
el silencio de la noche.

Solo en tu cama le escuchas
insistente en los cristales
tocar, llorando y llamando
como perdido sin nadie.

Mas no es él quien en desvelo
te tiene, sino otra fuerza
de que tu cuerpo es hoy cárcel,
fue viento libre, y recuerda. 
De Vivir sin estar viviendo.

domingo, 28 de octubre de 2012

DE MARIO BENEDETTI. Cáscara y nada.

A veces el futuro es un sueño cerrado
y uno arroja la llave al precipicio
el corazón a veces nos despierta a los gritos
y uno se vuelve sordo de ternura

a veces es preciso que se nos caiga el cielo
para saber todo lo que nos falta
para inventar el surco del insomnio
para quedarse a solas con el mundo.

Casi siempre es la hora de la verdad vacía
sólo cáscara y nada
Dios inmóvil
es el temor recién amanecido
y ya opaco de veras
ya de veras maldito.
A veces el futuro es una noche sola
y uno gasta la urgencia en llegar a dormirse.

sábado, 27 de octubre de 2012

De IDEA VILARIÑO. La soledad.

Esta limitación esta barrera
esta separación
esta soledad la conciencia
la efímera gratuita cerrada
ensimismada conciencia
esta conciencia
existiendo nombrándose
fulgurando un instante
en la nada absoluta
en la noche absoluta
en el vacío.
Esta soledad
esta vanidad la conciencia
condenada impotente
que termina en sí misma
que se acaba
enclaustrada
en la luz
y que no obstante se alza
se envanece
se ciega
tapa el vacío con cortinas de humo
manotea ilusiones
y nunca toca nada
nunca conoce nada
nunca posee nada.
Esta ausencia distancia
este confinamiento
esta desesperada
esta vana infinita soledad
la conciencia.

DE WALT WHITMAN. Como Adán, temprano por la mañana.

Como Adán, temprano por la mañana,
Saliendo del retiro del bosque, renovado por el descanso,
Mírame cuando paso, oye mi voz, acércate,
Tócame, tócame con la palma de la mano cuando yo paso,
No tengas miedo de mi cuerpo.
Walt Whitman, Hojas de hierba.

De BORGES. 1964

II
Ya no seré feliz. Tal vez no importa.
Hay tantas otras cosas en el mundo;
un instante cualquiera es más profundo
y diverso que el mar. La vida es corta
y aunque las horas son tan largas, una
oscura maravilla nos acecha,
la muerte, ese otro mar, esa otra flecha
que nos libra del sol y de la luna
y del amor. La dicha que me diste
y me quitaste debe ser borrada;
lo que era todo tiene que ser nada.
Sólo me queda el goce de estar triste,
esa vana costumbre que me inclina
al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina.
Fragmento

DE LO QUE HABLA. Gurú Nanak.

Como pide un mendigo,
con un cuenco en la mano y la otra extendida,
aretes en las orejas y tiznado de ceniza,
así debes ir Tú por la vida:
con aretes forjados de dicha,
vestiduras tejidas de meditación
y el Conocimiento de la muerte como capucha.

Mantén tu mente limpia, casta y sin mácula
y apóyate en la fe cuando necesites ayuda:
así podrás sojuzgar al mundo,
pues habrás sometido tu mente.

Gloria y alabanzas a Ti que eres fuente de toda pureza.
De Gurú Nanak en Poesía mística de la India.

jueves, 25 de octubre de 2012

De Roberto Juarróz. Poesía vertical.

61
Pensar nos roba el mirar.
¿Dónde está entonces la visión,
su hebra de música sin variaciones de sonido,
su coincidencia de ojo y sueño,
su espacio donde sólo el pasar encuentra espacio?
¿Dónde está el pensamiento que no roba nada?
Aunque menor que otras,
pensar también es una ausencia.
Y un olvido que crece.
Y además quedarse solo
y abrir la puerta para desaparecer.

martes, 23 de octubre de 2012

ERNESTO McCAUSLAND: PREMIO SIMÓN BOLÍVAR VIDA Y OBRA DE UN PERIODISTA

http://www.extranoticias.com.co/index.php/component/k2/item/4002-ernesto-mccausland-premio-sim%C3%B3n-bol%C3%ADvar-por-vida-y-obra

http://www.elheraldo.co/2012/ernesto-mccausland/trayectoria-de-ernesto-mccausland-86425

http://zonacero.info/~zonace5/index.php?option=com_content&view=article&id=30188:ernesto-mccausland-premio-simon-bolivar-vida-y-obra-de-un-periodista&catid=101:noticias-principales

http://www.ernestomccausland.com/

De Rolando Revagliatti. Al final.

Siempre llego tarde al comienzo
aunque nunca
dejo de ser advertible
entre los primeros en llegar

a la convicción
al objeto
al fraude
al reconocimiento
a la derrota
al recelo
al éxito

al reiterado comienzo
al cual siempre
llego tarde.

De Rolando Revagliatti en Habría de abrir.
http://www.revagliatti.com.ar/act0910/HabriadeAbrir.pdf

DE LO QUE HABLA

"...todo en este libro es un ejemplo magnífico de cómo un escritor puede sortear honradamente la inmensa cantidad de basura retórica y demagógica que se interpone entre la indignación y la nostalgia."

De Gabriel García Márquez  en el prefacio de La casa grande, novela de Álvaro Cepeda Samudio (Barranquilla 1926-1972) 

lunes, 22 de octubre de 2012

SUEGRA Y NUERA. Por Bertha C Ramos.

En las postrimerías de un verano quisquilloso Suegra y Nuera que sostenían una antigua rencilla de pertenencias y dominios se idearon una especie de contienda que dimensionara el amor que sentían por un hombre sin tener que pronunciar una sola palabra. Sólo gestos. La victoria sería muda y contundente. Como estaban acostadas asoleándose en el litoral Caribe, Suegra levantó con fuerza la mirada y recorrió pausadamente la línea del horizonte. Nuera utilizó su delicado brazo para trazar una curva que abarcara todo el mar. Para señalar el cielo, Suegra contrajo los labios. Para designar el sol, Nuera se sirvió del índice. Suegra manoseó la arena triunfalmente. Nuera dibujó una estrella sobre un espejo de salitre. Suegra se tocó los pechos. Nuera sacudió las nalgas. Suegra acarició su vientre. Nuera se quitó la tanga. Entonces, la playa quedó en silencio. Bien entrada la noche se volvieron a escuchar algunas cosas: la agonía de las olas, la risa desenfrenada de ambas mujeres, y un lamento recurrente y varonil que fue diluyéndose en el fresco amanecer.

cuentosdeBCRamos. Del libro Palabras Pesadas
Tamayo. Dos Mujeres, 1979.

sábado, 20 de octubre de 2012

De Giovanni Quessep. Cercanía de la muerte.

El hombre solo habita
Una orilla lejana
Mira la tarde gris cayendo
Mira las hojas blancas

Rostro perdido del amor
Apenas canta y mueve
la rueda del azar
que lo acerca a la muerte

Extranjero de todo
La dicha lo maldice
El hombre solo a solas habla
De un reino que no existe

De León Vallejo Osorio. Cronos.

pero
el
tiempo
también
es
un 
obrero
que
construye
incansable
caminos
nuevos
auroras
y
luceros
            esenciales

viernes, 19 de octubre de 2012

De Juan Manuel Roca. Sonata de la lluvia.

V
Alguien, lector de lluvias,
Se asoma a la ventana
Y descifra los tenues ideogramas del agua.
Esta es la tarde de plumas abatidas,
La tarde de frío que endurece los pezones en
                 las mantas.
En Sonata de la lluvia.

De María Mercedes Carranza. Oración.

No más amaneceres ni costumbres,
No más luz, no más oficios, no más instantes.
Sólo tierra, tierra en los ojos,
entre la boca y los oídos;
tierra sobre los pechos aplastados;
tierra entre el vientre seco;
tierra apretada a la espalda;
a lo largo de las piernas entreabiertas, tierra;
tierra entre las manos ahí dejadas.
Tierra y olvido.

martes, 16 de octubre de 2012

De María Koursi. Parto.

Cada domingo ventilo los manuscritos.
Con pequeños gritos comienza la semana.
Traducción de Guadalupe Flores

De Ryokan.

En la quietud frente a la ventana vacía
me siento a meditar de manera formal,
vistiendo mi túnica de monje.
Ombligo y nariz alineados,orejas paralelas a los hombros.
La luz lunar ilumina la habitación;
ha dejado de llover pero los aleros gotean
y gotean.
Momento perfecto...
En la inmensidad del vacío
mi entendimiento se profundiza.
De Dos poemas para mi amigo Bosai. En Gotas de rocío sobre una hoja de loto.

sábado, 13 de octubre de 2012

De Ulalume González de León. Cuerpo entero.

Separar el tacto de las manos
hacia un repertorio disidente
de ejercicios de menos


Tocar sólo tu voz
Después: sólo tu olor
Después: sólo tu luz

Después:
lo inacabado en tu presencia
un desconocimiento.

Y volver a calzarme el tacto
para tocar tu cuerpo
para tocar en tu desnudo
lo desnudo también de desnudez

jueves, 11 de octubre de 2012

DE LO QUE HABLA

De Roberto Juarróz. Cuarta poesía vertical.

25
Hemos amado juntos tantas cosas
que es difícil amarlas separados.
Parece que se hubieran alejado de pronto
o que el amor fuera una hormiga
escalando los declives del cielo.

Hemos vivido juntos tanto abismo
que sin ti todo parece superficie,
órbita de simulacros que resbalan,
tensión sin extensiones,
vigilancia de cuerpos sin presencia.

Hemos andado tanto sin movernos
que los viajes ahora se descuelgan
como abrigos inútiles.
Movimiento y quietud se han desunido
como grados de dos temperaturas.

Hemos perdido juntos tanta nada
que el hábito persiste y se da vuelta
y ahora todo es ganancia de la nada.
El tiempo se convierte en antitiempo
porque ya no lo piensas.

Hemos callado y hablado tanto juntos
que hasta callar y hablar son dos traiciones,
dos sustancias sin justificación,
dos substitutos.

Lo hemos buscado todo,
lo hemos hallado todo,
lo hemos dejado todo.

Únicamente no nos dieron tiempo
para encontrar el ojo de tu muerte,
aunque fuera también para dejarlo.
(a Antonio Porchia)

De Jesús Hilario Tundidor. Viento de octubre.

María Teresa, ahora
vira el viento, viene el viento, zumba
en mi frente, trae
sólo sonora soledad rumba
sonora, mísera
materia del olvido, y bisbisea, abre la urna
del corazón, irrumpe
lento, ciego, como si fuese un silbo
solo o como una
sola
luz
gastada. Crece. Luz
recobrada fluye, choca, tumba
el presente, hace
pura
la vida, pasa
como una horrible tolvanera oscura
sobre antiguos legajos, viejas
historias tristes, trastos
que fueron, puyas
dolorosas,
desvaídas vaguadas, cerros, dunas
que remueve, y encuentra
allá en el fondo de mi vida ida
una pequeña paz:
la de tu nombre.

martes, 9 de octubre de 2012

EL REVÓLVER. Por Bertha C Ramos.


Con sólo pasar la mano sobre la cacha de nácar del revólver que heredó de su hermano, Pacífico Montalbán olvidó los argumentos con que defendía ardorosamente el cristianismo. Fue después de extender la yarda de terciopelo turquí que envolvía el artefacto y verlo arrogante, con idéntica disposición para la justicia o para la infamia, que comenzó a descreer de la legitimidad de su nombre; de su fe, que reposaba en la primera epístola del apóstol San Pablo a los Tesalonicenses, capítulo 5, versículos 15 al 24; de las faenas heroicas que tanto glorificaba el Himno de la República, y de la efectividad de los trescientos ochenta artículos de la Constitución Nacional. A Pacífico Montalbán desde entonces lo persigue el deseo de vaciar la munición sobre algún cuerpo. Al principio pensaba en ladronzuelos y estafadores, en políticos y directivos de la banca, en paramilitares y narcotraficantes, en voraces manejadores de la cultura y en contratistas del Estado. Pero las ganas de apretar un gatillo lo han ido acercando peligrosamente a las simplicidades de su mujer; al gesto dictatorial que proviene de su dedo índice, a sus palabras retroactivas, sus convergentes opiniones, y al magnífico manejo que ha dado a sus implantes mamarios. Pacífico Montalbán ahora está convencido de que un hombre con un revólver es una especie de clarividente. Que está obligado a dos cosas: a defender su honra y a descifrar las intenciones del arma y someterse a ellas. Espera su hora.

cuentosdeBCRamos. Del libro Palabras Pesadas.
El suicida. Edouard Manet, 1877

jueves, 4 de octubre de 2012

De Óscar Hahn. Cosas que se escuchan.

Qué extraño es sentir el sonido de la lluvia
cuando no está lloviendo
mirar por la ventana las calles secas
y sentir el sonido incesante de la lluvia
Ahora escucho el crujido de una silla mecedora
Alguien teje alguien se para
alguien entra con unas tazas de té
alguien hace ruido con la vajilla
Qué extraño es sentir el quejido
de una silla mecedora
cuando nadie se está meciendo
el tintinear de la vajilla
cuando nadie está poniendo la mesa
la algarabía de los invitados
cuando las sillas están vacías
y el sonido de la lluvia
el persistente sonido de la lluvia
cuando no está lloviendo

miércoles, 3 de octubre de 2012

De Idea Vilariño. Si muriera esta noche.

Si muriera esta noche
Si muriera esta noche
Si pudiera morir
Si me muriera
Si este coito feroz
Interminable
Peleado y sin clemencia
Abrazo sin piedad
Beso sin tregua
Alcanzara su colmo y se aflojara
Si ahora mismo
Si ahora
Entornando los ojos me muriera
Sintiera que ya está
Que ya el afán cesó
Y la luz ya no fuera un haz de espadas
Y el aire ya no fuera un haz de espadas
Y el dolor de los otros y el amor de vivir
Y todo ya no fuera un haz de espadas
Y acabara conmigo
Para mí
Para siempre
Y que ya no doliera
Y que ya no doliera.

martes, 2 de octubre de 2012

UN REGALO PARA MAMÁ. Por Bertha C Ramos.


Cuentan quienes la vieron pasar de elocuente señorita a esposa apesadumbrada, que Mamá se volvió mamá inocentemente. Conoció a papá y quedó impresionada por la sobriedad de las consonantes de su apellido. Resuelta, como pocas de su generación, cinco semanas después las llevaba bien amarradas a su nombre de pila, y las había bordado con hilo de algodón mercerizado en una esquina de todos sus pañuelos y su ropa interior: “L. I. de Herzog”. A papá, que era un idealista, le pareció que mamá había realizado un auténtico acto de amor, para recompensarla, nunca quiso regalarle efímeras flores. Dijo que ella merecía lo perdurable. Semillas. Mamá engendró doce hijos y una constante melancolía. 

Paula Modersohn-Becker. Autorretrato.
cuentos BCRamos. Del libro Palabras Pesadas.

De John Better Armella. Mahari.

Yo sí te recuerdo
Así de simple como eso de recordar quién eras
Como eso de saberte con el amanecer
Yo sí te recuerdo
Eras el pan y la sábila guardando el misterio tras las puertas
Sí, eras de pan y mineral blando
Ahora que recuerdo bien
Y me acomodo algunos años
Algunos cirios encendidos
Algunas copas a medida
Ahora viejo y de espaldas a la sombra
Adjunto también la torpeza
Y es que los años nunca vienen solos
Suelen acompañarlos esas raras tibiezas sin nombre
Esa pasividad que sólo da el tiempo y los ayunos
Cuando el hambre alcanza los platos vacíos y se sirve.

lunes, 1 de octubre de 2012

De Idea Vilariño. Ya no.

Ya no será
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.
Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.
No volveré a tocarte.
No te veré morir.

Tomado de la Revista El Malpensante.

Ya no será ya no. Un perfil de Idea Vilariño, por Leila Guerriero.

http://www.elmalpensante.com/index.php?doc=display_contenido&id=1648

De Sharon Olds. El pene del Papa.

Cuelga en lo profundo de su bata, 
un delicado badajo en el centro de una campana.
Se mueve cuando él se mueve, como un pez fantasmal
en un halo de algas plateadas, con el pelo ondeante 
en medio de la oscuridad y el calor.
Y en la noche, mientras los ojos duermen, él se levanta
para alabar a Dios.

martes, 25 de septiembre de 2012

DE LO QUE HABLA. Luis García Montero.

Por septiembre
se te llenan de sótanos los labios
y es relativo el cielo
después de haberte visto preguntarle a la vida.
Pero también el cielo,
arrugado y preciso
como tu cazadora adolescente,
quiere estar entreabierto,
brillar recién amado,
descansando en la hierba
el peso de su larga cabellera de nubes.

Por septiembre
se te llenan de humo los síes en la boca.

De Héctor Rojas Herazo.

Todo está igual,
con los asuntos en su sitio de siempre:
el retrato sobre el mueble,
la camisa colgada en el ropero,
los pormenores del día.
Todo sigue lo mismo y, sin embargo,
has oído, presientes, alertamente temes,
oyéndote,
oyendo sigilar en tu sigilo.
Sabes que está ahí, que te mira,
que ha olfateado tus tripas y tus huesos,
que te mide como presa, como cosa ingerible,
esa misma tensión con
que lo acechas.
De pronto,
en ímpetu de horror y atropello infinito,
su baba de diamante,
su repentina lengua mojándote el silencio.
Eso que
está ahí, respirando. De Las Ulceras de Adán.

De Margaret Atwood.

Vuelvo a la historia
de la mujer atrapada en la guerra
durante su parto, sus muslos atados
con fuerza por el enemigo
para que no pueda dar a luz.
De Margaret Atwood en Deletreo.

lunes, 24 de septiembre de 2012

SUPERMÁN. Por Bertha C Ramos.


La primera vez que Dieguito pudo ponerse un disfraz ya había cumplido siete años, porque desde el día en que vino al mundo su madre hizo un juramento: mientras estuviera viva, no aceptaría de ningún modo que él perdiera la noción de realidad.
-La realidad es escueta, le decía, -jamás está rebordada de lentejuelas.
Pero en aquellos carnavales que sucedieron a su cumpleaños número siete, Dieguito estuvo tan enfadado pidiendo que lo vistieran de Supermán, que de nada le valieron a su madre los engaños ni la infinitud de ofertas que le hizo a cambio de no dejar de ser Dieguito, porque él se negó a comer y a cepillarse los dientes en señal de rebelión. Por mucho que se esforzó no pudo tranquilizarlo ni mostrándole una copia del registro de nacimiento que enseñaba el nombre de su padre, así que debió comprarle el traje de Supermán. Dieguito se lo puso de inmediato y lo hizo ver tan específico, según dijo su mamá, que desde entonces es Dieguito únicamente en los cuatro días de carnaval. Durante el resto del año se viste de superhéroe, aunque está próximo a cumplir los treinta y ocho. Se rumora que a lo largo de la vida le han hecho tantos vestidos de Supermán, que cuelgan hasta en los rieles de las cortinas de la sala; y que cuando él se recuesta en el sofá a mirar televisión, ella pasa y lo observa satisfecha por el rabillo del ojo porque luce autoritario. Sobre todo, si se duerme arrebujado con la capa. Lo cierto es que cuando vuelve a vestirse de Dieguito los cuatro días del carnaval, Dieguito se mortifica enormemente y pierde el juicio y se enfurece con su madre sin un motivo aparente. 
cuentosdeBCRamos.
Fotografía: Dieguito, de Ana Milena Londoño. 

domingo, 23 de septiembre de 2012

TENTACIÓN. Por Bertha C Ramos.


María tuvo la sospecha de que, quien la había estado observando desde la puerta entreabierta de su rancho, era el diablo. Por su fino porte de caballero medieval. Por sus exageradas emisiones de testosterona. Por su piel escarlata y sus dientes impulsivos. Porque solo un hombre reconciliado con un destino satánico podría mirar a una mujer con tanta condescendencia y tanto amor. Porque de haberlo presentido tantas noches ya le resultaba familiar, y porque de haberse aterrorizado tantas veces esperándolo, María se sentía aliviada.
Le habló despacio, temiendo que únicamente él pudiera comprender en arameo.
¿Quién eres?
No soy. Me imaginan.
¿De dónde vienes?
No vengo. Me traen.
¿A dónde vas?
No voy. Me retienen.
¿Cómo te llamas?
No me llamo. Me llaman dijo complacido y yo respondo presuroso.
Entonces María supo que sí era él y le pidió que entrara. Como el diablo jamás rehúye a la tentación, una vez cruzó el umbral, ya era un diablo encarnado. Dicen quienes fueron testigos de ese encuentro que en aquel rancho parecieron juntarse la luz y las tinieblas, los mares y la tierra, como antes de que ocurriera la Creación. Que el aire olía a naranjas y que, desde entonces, no conocieron una mujer más presumida que María ni tampoco un diablo tan sumiso.
cuentosdeBerthaCRamos. Del libro Palabras Pesadas.
Obra de Oswaldo Guayasamín.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Genial Borges! El Fin.

Recabarren, tendido, entreabrió los ojos y vio el oblicuo cielo raso de junco. De la otra pieza le llegaba un rasgueo de guitarra, una suerte de pobrísimo laberinto que se enredaba y desataba infinitamente… Recobró poco a poco la realidad, las cosas cotidianas que ya no cambiaría nunca por otras. Miró sin lástima su gran cuerpo inútil, el poncho de lana ordinaria que le envolvía las piernas. Afuera, más allá de los barrotes de la ventana, se dilataban la llanura y la tarde; había dormido, pero aun quedaba mucha luz en el cielo. Con el brazo izquierdo tanteó hasta dar con un cencerro de bronce que había al pie del catre. Una o dos veces lo agitó; del otro lado de la puerta seguían llegándole los modestos acordes. El ejecutor era un negro que había aparecido una noche con pretensiones de cantor y que había desafiado a otro forastero a una larga payada de contrapunto. Vencido, seguía frecuentando la pulpería, como a la espera de alguien. Se pasaba las horas con la guitarra, pero no había vuelto a cantar; acaso la derrota lo había amargado. La gente ya se había acostumbrado a ese hombre inofensivo. Recabarren, patrón de la pulpería, no olvidaría ese contrapunto; al día siguiente, al acomodar unos tercios de yerba, se le había muerto bruscamente el lado derecho y había perdido el habla. A fuerza de apiadarnos de las desdichas de los héroes de la novelas concluimos apiadándonos con exceso de las desdichas propias; no así el sufrido Recabarren, que aceptó la parálisis como antes había aceptado el rigor y las soledades de América. Habituado a vivir en el presente, como los animales, ahora miraba el cielo y pensaba que el cerco rojo de la luna era señal de lluvia.

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