y
le dije: señor amor,
usted
crece de tarde, noche y día,
de
costado, hacia abajo, entre las cejas,
sus
ruidos no me dejan dormir perdí todo apetito
y
ella ni nos saluda, es inútil, inútil.
De
modo que tomé a mi amor,
le
corté un brazo, un pie, sus adminículos,
hice
un mazo de naipes
y
ante la palidez de los planetas
me
lo jugué una noche lentamente
mientras
mi corazón silbaba, distraído.
No hay comentarios:
Publicar un comentario