miércoles, 20 de marzo de 2013

DE FOTOGRAFÍAS Y TEXTOS

Bertha Simmonds y sus hijos, a principios de los años 50.

A PROPÓSITO DEL PADRE 
Juego contigo a los exploradores, papá. Acerco
el espejito del poema a tu rostro para ver
si se empaña.
Kostas Mavrudis

De JOSÉ EMILIO PACHECO. No me preguntes cómo pasa el tiempo.

En el polvo del mundo se pierden ya mis huellas;
me alejo sin cesar.
No me preguntes cómo pasa el tiempo.
Li Kiu Ling, traducido por Marcela Juan
Al lugar que fue nuestro llega el invierno
y cruzan por el aire las bandadas que emigran.
Después renacerá la primavera,
revivirán las flores que sembraste.
Pero en cambio nosotros
ya nunca veremos
la casa entre la niebla.

De BASHÔ

Hoy el rocío
Borrará lo escrito
En mi sombrero.

De JUAN GELMAN. El animal.

Cohabito con un oscuro animal.
Lo que hago de día, de noche me lo come.
Lo que hago de noche, de día me lo come.
Lo único que no me come es la memoria. Se encarniza
en palpar hasta el más chico de mis errores y mis miedos.
No lo dejo dormir.
Soy su oscuro animal.

lunes, 18 de marzo de 2013

HOMBRE TONTO Y PEQUEÑA MUJER TRISTE. Bertha C Ramos.



En las aguas tibiecitas de Acapulco, a mediados de un verano, estaba nadando un hombre tonto y grande. Lo miraba fijamente una mujer pequeña y triste. Tan triste estaba la mujer, que el hombre grande la montó sobre su espalda como subiéndola a la proa de una barca y echó a nadar mar adentro. Ella iba muda, él pensativo. Ella quieta, él diligente. El hombre braceó bordeando la costa de California y dio la vuelta por Alaska para mostrarle a la mujer triste las brillantes espirales de las auroras boreales. Enseguida remontó el litoral accidentado de Groenlandia, bajó por el Mar del Norte y la acercó de medianoche a los pendientes farallones de la costa del Cantábrico. De allí descendió hasta el golfo de Guinea, cruzó cuidadosamente el canal de Mozambique y llegó a la hora precisa en que el sol vuelve un espejo la bahía de Bengala. Tomó aire en el estrecho de Malasia. En las aguas de Borneo le hizo el amor. Hombre terco. Se atrevió a pasar con ella el Mar de China. En las playas filipinas descansó, y removió las colonias coralinas crecidas en sus cabellos. Hombre grande, tonto, fuerte y temerario. Olas grandes lo golpearon al sortear la fosa de las Marianas, y envuelto en un torbellino de organismos vegetales, las corrientes submarinas lo arrastraron trayéndolo de regreso hasta las aguas tibiecitas de Acapulco. A mediados de un verano, años después, el mar devolvió dos cuerpos a la playa. El de una mujer pequeña de semblante muy feliz y el de un hombre grande y triste.
cuentosdeBCRamos, del libro Palabras Pesadas.
Marc Chagall, La creación del hombre.

De BASHO.

Crecen los días
Para el canto incansable
De las alondras.

De ULALUME GONZÁLEZ DE LEÓN. Yo es tú.

no sé
        cuando estoy solo
cuál de los dos no está
ni si alargo hacia ti o hacia mí los brazos

domingo, 17 de marzo de 2013

ANARQUÍA. Bertha C Ramos.


En la Torre de Pompeya vivió un miembro de las fuerzas militares que tenía por costumbre entretenerse con el caos que generaban sus prédicas populistas. Adornaba sus discursos con palabras incendiarias; las ponía discretamente en diagonal, invertidas, paralelas, verticales y cruzadas. Y el pueblo, que tiene debilidad por los eufemismos y por resolver sopas de letras, había tomado por costumbre descifrarlas con el fin de demostrar su coeficiente intelectual. Los empleados del sector público, presumiendo de sagaces, afirmaban encontrar frases completas que ni al mismo comandante se le hubieran ocurrido, pero que le atribuían a su visión de estadista. Los notables industriales se abstenían de intervenir abiertamente por temor a ser borrados de la lista de contratistas del Estado. El sector educativo juzgaba que se trataba de arengas improvisadas y, por tanto, excusaba los errores de ortografía y los vulgarismos. Entretanto, el pueblo se limitaba a resumir las extensas peroratas en cortas frases memorables queriendo inmortalizar al intrépido militar que habrían querido que fuera su papá o, por lo menos, su padrastro. Lo que nadie pudo nunca sospechar era el proceso fisiológico a que apelaba el comandante bajo el chorro de la ducha, con el cual se motivaba diariamente a preparar sus discursos.
cuentosdeBCRamos
Entrada de Cristo en Bruselas, James Ensor.

miércoles, 13 de marzo de 2013

INTELECTUALES. Bertha C Ramos.


Ocurrió que una pareja llegó de Buenos Aires con traza de intelectuales, un montón de instrumentos musicales y tres libros. Pero, desde que desempacaron en un pueblo caluroso del Caribe, la gente se puso alerta. Supieron que él se llamaba Genaro Vari y al poco tiempo lo tildaban de satánico, criogénico y neonazi. Hasta dijeron que se trataba de un vampiro por causa de sus colmillos afilados y su semblante siniestro, y afirmaban con certeza que Vari era un arribista, y su pálida mujer una varita de mierda. Vari tiene una barriga prominente, y de tanto que ha hecho alarde de sus ancestros romanos ahora lo llaman doctor. Sin embargo, los vecinos lo mantienen a distancia porque habla de su gusto por la ópera y la gastronomía francesa, pero al pasar por su casa resuenan las melodías arrabaleras y se siente el olor de la manteca con que su mujer sofríe asaduras y criadillas. A veces Vari se embriaga y zarandea un bandoneón mientras grita en una jerga chabacana y le da por manosear el cuerpo de la muchacha del servicio. Sólo el cuerpo. Porque es fiel a la cabeza de su mujer, que es quien escribe la columna de opinión que publica Vari mensualmente. Al presente son el centro de la actividad intelectual de la ciudad, pero por mucho que presumen, cuando comparten el mate con amigos ellos limpian la boca de la bombilla y no le creen ni una palabra a la varita de mierda.

cuentosdeBCRamos. Del libro Palabras Pesadas.
Pablo Picasso, Pareja 1

domingo, 3 de marzo de 2013

CARA LARGA. Bertha C Ramos.


Una cara larga es una cosa que se estira porque se le van pegando pedacitos de sucesos. Es el caso de Manuel. La tiene tan larga y seria que la brisa juguetona de febrero no le arrima, y, como Manuel es moreno, parece que sostuviera sobre el cuello un enorme pedazo de cartón corrugado. Y no se trata de que sea malgeniado, ni de que tenga el semblante distintivo de los brutos; Manuel, como todo hombre, se precia de inteligente y consigue elaborar buenas ideas valiéndose de teorías macroeconómicas. Lo que sucede es que su esposa tiene dones de poetisa, y cada vez que abre la boca dice frases tan certeras que Manuel se queda mudo. Un Miércoles de Ceniza estaban en la oficina de correo comprando unas estampillas; a Manuel que, por prudencia, cuando va con su mujer trata de pasar inadvertido, se le ocurrió condolerse de la suerte de Galileo Galilei. La poetisa lo miró con extrañeza, le sobó repetidas veces la cabeza y le dijo: “Importa un carajo si la que gira es la Tierra o el que se mueve es el sol, mientras la mamá de uno haya sido una mujer decente. Y la mamá de Galileo sí lo fue”. Tras haber dicho esto, lo tomó firmemente de la mano y lo sacó de la oficina postal. En el barrio los vieron llegar juntitos, la poetisa iba enfrascada en un discurso interminable y Manuel saludaba a todo el mundo con finura y cara larga, se diría que muchísimo más larga.
Del libro Palabras Pesadas.
El Miedo, de Oswaldo Guayasamín 

sábado, 2 de marzo de 2013

De ULALUME GONZÁLEZ DE LEÓN. Lugar.

De la intemperie de la noche entro
a este cuarto
De la intemperie de este cuarto entro
a este sueño
De la intemperie de este sueño entro
a tu cuerpo:
túnel de noche por la noche
de sueño por el sueño
adentro que no tiene más adentro
lugar último

De IDEA VILARIÑO. Después.

Es otra
acaso es otra
la que va recobrando
su pelo su vestido su manera
la que ahora retoma 
su vertical
su peso
y después de sesiones lujuriosas y tiernas
se sale por la puerta entera y pura
y no busca saber
no necesita
y no quiere saber
nada de nadie.

De OLIVERIO GIRONDO. No soy quien escucha.

No soy quien escucha
ese trote llovido que atraviesa mis venas.

No soy quien se pasa la lengua entre los labios,
al sentir que la boca se me llena de arena.

No soy quien espera,
enredado en mis nervios,
que las horas me acerquen el alivio del sueño,
ni el que está con mis manos, de yeso enloquecido,
mirando, entre mis huesos, las áridas paredes.

No soy yo quien escribe estas palabras huérfanas.

De ALEJANDRA PIZARNIK. Sombra de los días a venir.

a Ivonne A. Bordelois
Mañana
me vestirán con cenizas al alba,
me llenarán la boca de flores.
Aprenderé a dormir
en la memoria de un muro,
en la respiración
de un animal que sueña.
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