lunes, 4 de mayo de 2015

EL ACADÉMICO. Por Bertha C Ramos.

Egon Schiele, Ritratto di Albert París von Gutersloh

EL ACADÉMICO

Debido a su prolongada castidad, cuando Angélica De la Rosa recibió una propuesta matrimonial de Jaime Manzano, contestó con un sí categórico; sin embargo, no dejaba de pensar en que tiempo atrás, él le había confesado su excesiva preferencia por el sexo oral. Y como ella era izquierdista en cuanto a la orientación de sus ideas, pero ultraderechista en cuanto al manejo de su cuerpo, decidió estar preparada.   
Fue entonces cuando encontró en internet un estimulador de clítoris de los que se adaptan al iPod o al iPhone, cuyas simples instrucciones, escritas en fuente Arial de color magenta, vencieron sus resistencias. “Una vez conectados tu dispositivo y el panel de control, solo debes colocarlos encima de tu vagina y manipular la perilla; sentirás gran placer al mismo tiempo que ejercitas tu aparato genital. Antes y después de utilizarlo debes limpiarlo con agua tibia y jabón antibacterial. La bala de vibración funciona con dos pilas AAA que no están incluidas.” 
Tan pronto lo recibió Angélica se dispuso a practicar las 12 funciones vibrátiles que ofrecía el artefacto, y, a pesar de haber gastado una fortuna en baterías, para el día del matrimonio se jactaba de ser experta. Lo demás sería cuestión de resistencia.  
Para su infortunio, con el paso de los meses se convenció de que su marido era un académico que practicaba el sexo oral como solo puede hacerlo un académico; un laberinto verbal en el que enredaba diariamente a Angélica de la Rosa, y en el que solía mezclar investigaciones, atributos, simbolismos, tradiciones, estadísticas y conceptos. Pura paja. 

Del libro Palabras Pesadas, BerthaCRamos. 
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