Tu voz es todo lo que necesito.
Tu sistema de preguntas:
la cierta ignorancia
que se vuelve en mí
la maravilla conocida.
Tu mirada plañidera.
Algo con esa voz
que no es sino el eco ignoto del sentido:
trato de ver escrito en el juego
las voces de cuando hablábamos juntos.
Y cuando el deseo ofrecía
su abismo de palabras, pero también
la alegría de una luz repentina
para el movimiento tenue del retrato:
niña de 7 años en una mesa, sola,
disfrazada de mosquito
junto a un plato.
Alimentándose y viendo en la televisión,
no sé, algo;
¡la esfumadura de su propia sonrisa!
De Potlatch 2008
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