ROJO SOBRE LOS LABIOS
tras columpiarse
se pone en pie
demasiado perezosa
para lavar sus delicadas manos
pequeña flor mojada de rocío
gotas
de sudor traspasan su vestido
de repente
llega un invitado
¡y ella, descalza,
con su horquilla de oro
resbalándose!
y se retira avergonzada
pero antes
se apoya contra la puerta entreabierta
y le mira ladeando la cabeza
mientras huele el perfume de una ciruela
verde
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