EL TIMBRE
Estando recién casada y sintiéndose entusiasmada ante la idea de que los antiguos griegos llamaran al clítoris “ninfa”, Mujer Hembra le propuso a Hombre Macho que a ese vertiginoso botoncito semejante a la flor del matarratón, en el jolgorio de la intimidad lo llamaran el timbre. De ahí que en los largos años de convivencia la idea de poner a andar el dispositivo que abría las puertas del placer sexual ejerció un papel trascendental en la cotidianidad de la pareja, y su alusión se prestó a toda suerte de metáforas y de símiles, pero, sobre todo, condujo festivamente a incontables goces recoletos. Fue después de atravesar la menopausia, una noche en que Hombre Macho escuchaba la melancólica melodía de la Sonata para piano n.º 14, que de golpe Mujer Hembra comprendió la magnitud de los inventos de Benjamin Franklin y Thomas Alva Edison.
Fotografía: Bertha C Ramos. La fruta del árbol de ackee.
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