ZAPATERO, MUJER Y ALCALDE
Luna alta. El zapatero no es un viejo jorobado, analfabeta, de uñas
sucias y triviales pensamientos. Es un joven musculoso, pelirrojo, presuntuoso,
de mirada evanescente como voluta de humo. Algo sórdido y lacónico. Luna plena
centelleando sobre oscuras callejuelas despobladas de la urbe. El zapatero
entra a la casa del alcalde. Se desnuda y se acurruca donde duermen el alcalde
y su mujer. El alcalde se hace a un lado. La mujer está dormida. Las manos del
zapatero repujan profundas líneas sobre las nalgas de la mujer con una técnica
perfecta. El alcalde se entusiasma con los dedos de ese hombre que elabora en
piel de nutria mocasines afamados en los siete continentes. Luna baja. La mujer
es una joven refinada, elitista, esquelética, anoréxica, asexuada, de
prejuicios predecibles y sandeces imprevistas. Algo mustia y perturbada. El
zapatero es un hombre perspicaz, de gemidos y de orgasmos fervorosos. La mujer
está extasiada. El zapatero satisfecho. El alcalde agradecido. Ya casi despunta
el sol y millones de personas saldrán de nuevo a la calle. Obedientes
ciudadanos. Limpiecitos, perfumados, acabaditos de bañar.
cuentosdeBCRamos.
Obra erótica de Picasso.
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