lunes, 1 de octubre de 2012

De Sharon Olds. El pene del Papa.

Cuelga en lo profundo de su bata, 
un delicado badajo en el centro de una campana.
Se mueve cuando él se mueve, como un pez fantasmal
en un halo de algas plateadas, con el pelo ondeante 
en medio de la oscuridad y el calor.
Y en la noche, mientras los ojos duermen, él se levanta
para alabar a Dios.

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