Cuentan quienes la
vieron pasar de elocuente señorita a esposa apesadumbrada, que Mamá se volvió
mamá inocentemente. Conoció a papá y quedó impresionada por la sobriedad de las
consonantes de su apellido. Resuelta, como pocas de su generación, cinco
semanas después las llevaba bien amarradas a su nombre de pila, y las había
bordado con hilo de algodón mercerizado en una esquina de todos sus pañuelos y
su ropa interior: “L. I. de Herzog”. A papá, que era un idealista, le pareció
que mamá había realizado un auténtico acto de amor, para recompensarla, nunca
quiso regalarle efímeras flores. Dijo que ella merecía lo perdurable. Semillas.
Mamá engendró doce hijos y una constante melancolía.
Paula Modersohn-Becker. Autorretrato.
cuentos BCRamos. Del libro Palabras Pesadas.
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