Intentando
borrar todas mis huellas
he
vaciado el taller,
he
regalado mi ropa,
y
he enterrado mis armas en el patio
-excepto
mi revólver, con una sola bala-.
He
quemado mis poemas
y
luego,
como
si nada, he pedido a mi médico
que
me dibuje un círculo en el pecho,
en
el lugar exacto donde está el corazón.
Como
si nada, él lo ha hecho con un algodón de yodo.
De Los poemas del coronel Aureliano Buendía.
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