viernes, 31 de diciembre de 2010

De Gustavo Tatis Guerra. Niño iraquí viendo la soledad del agua.

Ahora
no tengo otra compañía
que la soledad del agua
busco entre los muros
la sombra del abuelo que abre una puerta
y la luz dorada me invade la cara
pero ya no está él
ni la casa donde jugábamos
ni la calle donde nos sentábamos
a ver llegar el invierno.

¿Adónde fueron las estrellas que vimos
juntos en las noches más solas
cuando aún no habían
bombardeado el cielo?
Fotografía: Estragos del invierno en las poblaciones del Atlántico, Colombia.

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