Ahora
no tengo otra compañía
que la soledad del agua
busco entre los muros
la sombra del abuelo que abre una puerta
y la luz dorada me invade la cara
pero ya no está él
ni la casa donde jugábamos
ni la calle donde nos sentábamos
a ver llegar el invierno.
¿Adónde fueron las estrellas que vimos
juntos en las noches más solas
cuando aún no habían
bombardeado el cielo?
Fotografía: Estragos del invierno en las poblaciones del Atlántico, Colombia.
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