Los exiliados hablan de su país
como si este todavía existiese.
Se olvidan, sin embargo,
de que al subir al avión
el país se convierte
en un poco de ironía
y persistentes recuerdos.
Podrán volver, es cierto,
pero el país será diferente.
Los exiliados continúan hablando de su país
y el país, a espaldas suyas, crece.
Les reserva, en todo caso,
seis pies de tierra
para su definitivo regreso.
Juan Gustavo Cobo Borda. Bogotá, Colombia, 1948.
Fotografía: Mauricio Ramírez. Atardecer en Barranquilla, Colombia.
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