A Claudia sólo le
gustan los hombres grandes. Los que tienen todo grande. Grandes ojos
problemáticos, grandes manos exploradoras, grandes pies de grandes pasos que
dejan grandes erosiones. Por su vida y por su cama han pasado algunos cuantos.
El último, que ha permanecido en ambas largo tiempo, tiene además un gran
corazón. Claudia, que parece un alfilercito y se expresa mínimamente, como
elaborando haikus, se le acerca en la cama y él le sube una pierna grande y
luego otra, después un brazo mayúsculo y luego otro, y ella se queda en el
centro con su ínfima cabecita de alfiler recostada sobre el pecho escuchando
los latidos de su enorme corazón. Claudia siempre ha dicho que las mujeres
felices son las que pueden perderse en el cuerpo de un hombre grande, así que,
por complacerla, el hombre se esfuerza por agrandarse cada vez más, sin
embargo, por extraño que parezca, Claudia es cada vez más infeliz.
cuentosdeBCRamos. Del libro Palabras Pesadas.
Egon Schiele. Seated-couple-egon-and-edith-schiele
cuentosdeBCRamos. Del libro Palabras Pesadas.
Egon Schiele. Seated-couple-egon-and-edith-schiele
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