domingo, 5 de diciembre de 2010

DE LO QUE HABLA

Dormíamos cuando no teníamos sueño. Comíamos cuando no teníamos hambre.
Calculábamos las horas con el relojito de mano que nos regalaron el día de nuestro santo, olvidando el reloj del jardín que señala todo un verano.
Ahora queremos poner el relojito de acuerdo con nuestro pulso, viendo la hora que señalan las manecillas de las sombras, arriba, en el tablero verdidorado de la hierba.
Aún hay tiempo de cortar amapolas para que nuestras manos no envejezcan en el claustro de los libros.
Yannis Ritsos.
Fotografía: Niña nepalí, Mauricio Ramírez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...