WAYÚUS
Hay un lugar del desierto donde conversamos con los muertos. Es el Cabo de la Vela. El mar arrastra las voces de nuestros muertos y no hay secreto que no conozca la tierra. Ante ella nos inclinamos desde el amanecer y escuchamos sus confidencias. Los pastores del desierto llaman a silbos a sus cabras perdidas y miran el reloj en las sombras del sol en los cardones. Aferramos el bastón sobre la piel dura y maliciosa de la tierra y buscamos que ella nos regale la palabra precisa que multiplique el perdón entre los parientes en disputa de la tribu. Ella es la intermediaria ancestral y solícita de nuestro corazón. Las palabras ascienden a flor de alma como un fruto madurado al pie del agua. Es así como nacen los abrazos en la tribu.
A Weildler Guerra Curvelo.
Fotografía: Bertha C Ramos. Camarones, guajira colombiana.
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