sábado, 6 de junio de 2020

BROMA PESADA. Bertha C Ramos.

En un negocio de abarrotes un dependiente de baja estatura se subió cualquier día sobre un banquito para bajar de la alacena una lata de aceitunas. Y no hubiera tenido nada de anormal si no fuera porque cuando estuvo arriba, se le diera por gritarle frenéticamente a los empleados de la tienda. “¡Jaramillo, atienda los proveedores!, José Tulio, ¡invierta en publicidad! ¡Santoyo, la celaduría! ¡Gutiérrez, lave los baños!  ¡Valencia cobre las deudas! ¡Josefina, el botiquín!  ¡Eugenio los domicilios! ¡Margarita, los teléfonos!” Al comienzo los muchachos hicieron bromas y algarabía, pero cuando vieron que era en serio y no se quería bajar, comenzaron entre todos a empujarlo. Para entonces, había pasado tanto tiempo que sólidos ensambles de caja y espiga se formaron entre los pies del dependiente y la tabla del banquito, y tuvieron que recurrir a grandes serruchos para bajarlo de ahí.

CuentosdeBCRamos.

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