jueves, 27 de agosto de 2020

HOMBRE MACHO Y MUJER HEMBRA CON CIERTA DIFICULTAD PARA ENTENDERSE. Bertha C Ramos.

 


HOMBRE MACHO Y MUJER HEMBRA CON CIERTA DIFICULTAD PARA ENTENDERSE

Un hombre y una mujer, famosos por ser un macho y una hembra, encajaban físicamente como las piezas de un broche. Los separaban las palabras. Hombre Macho parecía hablar ucraniano y Mujer Hembra cantonés. Una vez -de esas pocas veces que demuestran que existe la voluntad- resolvieron confesarse lo que nunca habían podido. Hombre Macho fue claro en que escogieran un sitio donde pudiera gritar sin que nadie le dijera esquizofrénico o maniático, o cualquiera de esas cosas prejuiciosas. Mujer Hembra estuvo de acuerdo porque intuyó que algún gritito atroz saldría también de su garganta. Por tal motivo eligieron acampar en una planicie de arena volcánica que de día era una amenaza por lo extensa y silenciosa, pero de noche, era una fiesta. La invadían los olores y los ruidos de un mar arcaico que allí existiera. Como si fuera para un paseo Hombre Macho llevó una caña de pescar, señuelos de silicona coloreada, un libro de infantería y, escondida entre sus hojas, una foto de David Beckham surfeando sobre las olas de Hawai. Mujer Hembra llevó pareos africanos, la baraja del tarot, tres docenas de condones, sonidos de la antigua Escandinavia y un reloj. La primera noche no fue fácil. Estuvieron alterados. Hombre Macho nombraba hondo lo profundo, conjetural lo real, por cuchillo señalaba una peineta, por decir recogimiento señalaba el corazón. Mujer Hembra llamaba oscuro a lo confuso, invisible a lo intocable. Por decir blanco dijo negro varias veces, quiso miel y dijo hiel. Llovió fuerte y ella lo llamó diluvio, él inclemencia, después brillaron las estrellas y él dijo iluminación, ella infinito. Pero se fueron tranquilizando. Y no porque Hombre Macho gritara desaforado, ni porque Mujer Hembra llorara como un corderito, sino porque en ese azar se pusieron a jugar.  Él dijo toro, ella flor. Él dijo brazo, ella nave, cabalgata, acosador, apopléjico, indignada, peregrino, maniatada, pusilánime, invasora, necesaria, panfletario, domadora, libertario. Y así, durante semanas, tendidos sobre la arena de la planicie, agotaron sustantivos, adjetivos, pero, sobre todo, verbos. Finalmente, una mañana Mujer Hembra dijo amor y Hombre Macho se quedó callado.

Ilustración: Bertha C Ramos.

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