Mamá creyó que
casarse con Papá era algo así como revolver un café con leche. Claro que ella
tenía una visión infantil de preparar un café con leche. Mamá creyó que tener
sexo con Papá era algo semejante a jugar con una coca. Claro que ella solo
recordaba la espontaneidad con la que se juega coca. Mamá creyó que tener hijos
de Papá era algo parecido a poner huevos. Claro que ella nunca se detuvo a
meditar en la simbología de un huevo. Mamá creyó que criar una familia con Papá
era como ir tejiendo una bufanda. Claro que ella pronto empezó a sentir repulsión
por cosas tan insustanciales como tejer una bufanda. Mamá creyó que envejecer
con Papá era una especie de obligación, como vaciar las papeleras de los baños.
Claro que, cuando llegó la hora en que pudo hacer una interpretación adulta de
lo que es vaciar las papeleras de los baños, Papá tuvo que irse de la casa.
Quién sabe si ya Papá habrá muerto.
CuentosdeBCRamos. Del libro Palabras Pesadas.
Eduard Munch. Vampiro, 1894.
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