Hay días en que me levanto muy temprano para llamar por teléfono a
mi madre. Ocurre cuando amanezco toda mojada al haber estado soñando que los
pájaros azules que anidan en la azotea, interpretan nuevamente la novena
sinfonía de Beethoven. Y yo, madre, en el centro tarareando el himno de la
alegría para ti, que sentada entre los sauces me miras imperturbable. Me ocurre
también cuando no puedo dormir y en lugar de contar ovejas, cuento los días de
tu vida y los veo que se deslizan como gotas por el alero del techo, y yo,
madre, desde el lecho abro la boca y los bebo uno tras otro y deseo que te
deshagas lentamente para que aplaques mi sed.
Es entonces cuando me levanto muy temprano y llamo a mi madre. ¿Aló? Contestas risueñamente. Y si sabes que soy yo quien está al otro lado de la línea, recurres al altruismo para que tu voz conserve cierto brillo jubiloso. Y yo, madre, me conformo y me enternezco. Ocurre que ella lo advierte y me responde de inmediato como si estuviera hablándole a un vulgar importador de lencería, y luego adiós. Adiós madre.
Del libro Palabras Pesadas. Cuentos de Bertha C Ramos.
Imagen: Pájaros azules en la azotea. Obra de María Camila Ramírez 2022
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